13 oct 2015
Agenda para el desarrollo sostenible global: prioridad en la desigualdad para la sostenibilidad

En la 70ª Cumbre de Naciones Unidas en Nueva York, el día 26 de septiembre de 2015, se ha aprobado oficialmente la nueva Agenda de Desarrollo Sostenible hasta 2030. El Papa ha recalcado en este foro que «La exclusión económica y social es una absoluta negación de la fraternidad entre los hombres y una gran ofensa contra los derechos humanos y el medio ambiente».
Este 2015 se está definiendo como el Año del Desarrollo Sostenible porque las iniciativas de Naciones Unidas, que se vienen reforzando desde la Cumbre de Río+20, proporcionan ahora una gran oportunidad para avanzar hacia nuevos paradigmas de desarrollo sostenible global. De hecho, las tres grandes conferencias de Naciones Unidas de este año (financiación, desarrollo sostenible y cambio climático), así como la Cumbre del G-20 en Antalya pueden cambiar el panorama mundial del desarrollo y dar un importante impulso a nuevos modelos de cooperación, nuevos modos de producción y consumo sostenibles, y asegurar un nuevo pacto contra del cambio climático(1).

El pasado agosto, más de 190 países llegaron a un consenso sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Y finalmente, el 26 de septiembre de 2015, Naciones Unidas aprueba la resolución A 70 – L1: Transformar nuestro mundo: la agenda 2030 para un mundo sostenible, donde se explicitan los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Una Agenda a quince años con 17 objetivos (2) y 169 metas que supone un avance sobre los ocho anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio del año 2000 hasta 2015.

La nueva Agenda es una acción universal por la sostenibilidad que tiene una responsabilidad ineludible en tres ámbitos:



Seguramente, como se señalaba en el informe de Naciones Unidas, El futuro que queremos para todos, los principales retos de la Agenda de Desarrollo post 2015 siguen siendo: asegurar que la globalización se convierta en una fuerza positiva para todos los habitantes del mundo de ésta y de futuras generaciones; promover un cambio radical hacia patrones de consumo y de producción sostenibles en relación al uso de los recursos naturales, sin sobrepasar los límites materiales del planeta; superar las desigualdades existentes y la lucha para acceder a los recursos naturales escasos, ya que son determinantes en situaciones de conflicto, hambre, inseguridad y violencia que, a su vez, frenan el desarrollo humano y los esfuerzos para lograr un desarrollo sostenible.

«...es imprescindible definir adecuadamente los «factores facilitadores del desarrollo» que concreten los medios para lograr los objetivos»

Por ello, es necesario adoptar un esquema holístico sobre los derechos humanos, la igualdad, la inclusión social, la sostenibilidad y la seguridad y la paz. Pero, resulta también imprescindible definir adecuadamente los «factores facilitadores del desarrollo» que concreten los medios para lograr los objetivos (que era una de las debilidades del esquema de los ODM). Esto es un requisito para conseguir un alto grado de consistencia en las políticas públicas a nivel global, nacional y regional, aunque hay que reconocer que no hay rutas únicas para el desarrollo ni recetas mágicas que sean válidas para todos los países, ya que deben ser adecuadas a los contextos y circunstancias locales.

La adopción de una agenda integrada para el desarrollo sostenible exige, en general, que exista un marco financiero sinérgico con flujos de fondos de fuentes internacionales y nacionales, al mismo tiempo que es necesario dar coherencia y armonización a la financiación para asuntos relacionados con el clima con el previsto Fondo Verde de 100.000 millones de dólares.

En todo caso, resulta evidente la necesidad de obtener recursos nuevos y adicionales, así como reasignar los existentes y crear un entorno propicio mediante distintas fuentes de financiación: el sector público nacional; el sector privado nacional; el sector público internacional; el sector privado internacional y la financiación combinada. El establecimiento de nuevas instituciones de cooperación Sur-Sur, como el New Development Bank (BRICS Development Bank) y el Asian Infrastructure Investment Bank, brindan nuevas oportunidades para financiar las inversiones en desarrollo sostenible.

Con la nueva Agenda, ahora, frente a los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluye tanto a países en desarrollo como a los desarrollados, y se centran en una gama más amplia de temas de desarrollo sostenible. Más precisamente, 15 de los 17 objetivos incluyen elementos relacionados con el medio ambiente, el uso de recursos y el cambio climático.

El planteamiento de Naciones Unidas es coherente con un conjunto integrado de seis elementos esenciales para ayudar a enmarcar y fortalecer la agenda de desarrollo sostenible:

a. dignidad: acabar con la pobreza y luchar contra las desigualdades.
b. garantizar una vida sana, el conocimiento y la inclusión de las mujeres y los niños.
c. prosperidad: desarrollar una economía sólida, inclusiva y transformadora.
d. planeta: proteger nuestros ecosistemas para todas las sociedades y para nuestros hijos.
e. justicia: promover sociedades seguras y pacíficas e instituciones sólidas.
f. asociación: catalizar la solidaridad mundial para el desarrollo sostenible.

Es por eso que resulta esperanzador ver que se plantea un compromiso más amplio y más incisivo en favor de la sostenibilidad global, no solo como un reto inaplazable, sino como una oportunidad clara para todos los países a la hora de buscar soluciones conjuntas y avanzar en la dirección correcta hacia el futuro.

«15 de los 17 objetivos de la nueva Agenda incluyen elementos relacionados con el medio ambiente, el uso de recursos y el cambio climático»

Las diferencias entre países ricos (enriquecidos) y pobres (empobrecidos) siguen siendo enormes en cuanto a los niveles de desarrollo sostenible alcanzados, pero también la mayoría de los países industrializados miembros de la OCED se encuentran en posiciones alejadas de los niveles marcados por los nuevos objetivos debido a modelos insostenibles de producción, consumo y desigualdad social. Así se revela en un estudio comparativo llevado a cabo por la Bertelsmann Foundation de Alemania, donde también se indica que los países que están mejor posicionados son las cuatro naciones escandinavas, Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia, con Suiza en quinta posición. Las naciones con las clasificaciones más bajas son Estados Unidos, Grecia, Chile, Hungría, Turquía y México.

En la Unión Europea existe una amplia conciencia de que sin un esfuerzo global para favorecer la transición hacia una verdadera sostenibilidad corremos el riesgo de socavar el bienestar y la calidad de vida en todo el planeta. Pero a pesar de que se están poniendo en marcha un número significativo de medidas y estrategias, los resultados siguen siendo decepcionantes para visibilizar un cambio real sobre los insostenibles modos de producción y consumo vigentes que están poniendo en riesgo la calidad de vida, la eficiencia económica y la igualdad de oportunidades.

Pero además, la Unión Europea, como productor y consumidor, desempeña un importante papel en el esquema de relaciones mundiales que afectan a la sostenibilidad planetaria, en la medida que su huella ecológica actualmente es superior a su biocapacidad y que en el comercio de la UE con el resto del mundo, se producen una serie de presiones ambientales asociadas a la balanzas de energía y materiales, el uso del suelo y las emisiones.

Las investigaciones científicas recientes, como la llevada a cabo por el equipo de Johan Rockstrom, reafirman contundentemente el claro sobrepasamiento de los límites biofísicos del planeta, por lo que se reclama una delimitación de un espacio o límite operativo seguro para las actividades humanas con el fin de mantener la integridad y el funcionamiento de los sistemas naturales a nivel global. El límite ya se habría atravesado en tres ámbitos:



Al mismo tiempo, algunas «megatendencias globales» causan una mayor preocupación, tal como indica el Informe de la agencia Europea del Medio Ambiente AEMA (El medio ambiente europeo. Estado y perspectivas 2015). Por ejemplo, el consumo mundial total excede la capacidad regenerativa del planeta en más de un 50%, es decir, que estamos consumiendo más de lo que nuestro planeta puede producir en un período determinado sin debilitar su capacidad de producción. Para 2050, la población mundial llegará a 9 mil millones, con más de 5 mil millones que han entrado en la clase media con mayor capacidad de consumo, lo que reforzará la competencia mundial por los recursos y ejercerá demandas adicionales sobre los ecosistemas. Como resultado de la creciente preocupación por los alimentos, el agua y la seguridad energética han aumentado las adquisiciones transnacionales de tierras en los últimos años en los países en desarrollo. El uso de materiales se puede duplicar para el año 2030. La demanda mundial de energía y el agua aumentarán entre un 30% y un 40% en los próximos 20 años, al tiempo que la demanda total de alimentos, piensos y fibra se prevé que crezca en un 60% de aquí a 2050. La economía mundial consume un 50% más de recursos naturales que hace 30 años y los países más ricos consumen hasta diez veces más recursos naturales que los países más pobres, pero además, consumen mal y despilfarran. Un hogar típico europeo desperdicia el 30 % de la comida que compra.

Con todo ello, la escalada de la escasez de recursos y el aumento de la competencia aumenta las preocupaciones sobre la seguridad de acceso a los suministros de los recursos clave. La apuesta por unos modelos de producción y consumo sostenibles, inclusivos y equitativos impulsados por una nueva economía «verde», «hipocarbónica» y «circular», conjuntamente con ciudades «postcarbono» resilientes, permite todavía pensar en la viabilidad de una «Gran Transición» hacia la sostenibilidad global. Es decir, un camino para asegurar una vida digna para todos, ahora y en el futuro, en paz con el planeta, antes de que sea demasiado tarde. Simplemente porque se va agotando el tiempo y también los márgenes de maniobra.

Un estudio del Think Tank Británico Overseas Development Institute, ofrece el primer análisis prospectivo del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pronosticando que hay un grupo de objetivos, entre los que se encuentran la lucha contra el cambio climático y la reducción de la desigualdad, que presentan un estado alarmante de incumplimiento de cara a 2030 si no se toman medidas importantes a nivel mundial.

Efectivamente, en las transiciones socioecológicas a gran escala del siglo XXI se presentan dos desafíos determinantes y estrechamente vinculados, que no se pueden abordar por separado. Evitar un cambio climático (el mayor problema se sostenibilidad ambiental) y ofrecer trabajo decente (el mayor problema de sostenibilidad socioeconómica y de la desigualdad). Dos desafíos cuyas soluciones se convierten en el emblema de una economía sostenible y de una sociedad más equitativa y resiliente que facilita la creación de empleo estable y de calidad.

Quizá la clave, en última instancia, siga siendo vencer prioritariamente las desigualdades sociales que potencian las insostenibilidades socioecológicas. El desarrollo sostenible o es global o no es sostenible, porque la sostenibilidad de unos pocos favorecidos y enriquecidos no puede construirse a costa de la insostenibilidad de otros muchos desfavorecidos y empobrecidos.

(1)
La tercera Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, celebrada en Addis Abeba en julio de 2015; la Cumbre de las Naciones Unidas para la Agenda del Desarrollo post-2015, celebrada en Septiembre de 2015 durante la Asamblea General en Nueva York; y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP21, que será acogida en diciembre de 2015 en París. En la Cumbre del G-20 de noviembre de 2015 en Antalya (Turquía), se plantea fortalecer la recuperación mundial y elevar el potencial de crecimiento, incluyendo políticas de cooperación internacional, la mejora de la arquitectura financiera internacional, así como el refuerzo de la sostenibilidad energética y la financiación del cambio climático.

(2)
Objetivo 1. Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
Objetivo 2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
Objetivo 3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
Objetivo 4. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
Objetivo 5. Lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.
Objetivo 6. Garantizar la disponibilidad de agua y su ordenación sostenible y el saneamiento para todos.
Objetivo 7. Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos.
Objetivo 8. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
Objetivo 9. Construir infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.
Objetivo 10. Reducir la desigualdad en y entre los países.
Objetivo 11. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Objetivo 12. Garantizar modalidades de consumo y producción sostenible.
Objetivo 13. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
Objetivo 14. Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
Objetivo 15. Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, efectuar una ordenación sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica.
Objetivo 16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
Objetivo 17. Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.


Luis M. Jiménez Herrero
Presidente de la Asociación para la Sostenibilidad y el Progreso de las Sociedades, (ASYPS).
Profesor Honorífico de la UCM.
Director del Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE) (2005-2013).

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