16 ene 2025
Indicadores y marcos de seguimiento de Economía Circular
La Asociación para la Sostenibilidad y El Progreso de las Sociedad, ha publicado una nuevo libro de la Colección ASYPS sobre indicadores y marcos de seguimiento en la temática de la Economía Circular y con una perspectiva europea.
El objetivo de este estudio es realizar una revisión de la situación y evolución de los sistemas de indicadores de Economía Circular ( EC), especialmente desde la perspectiva europea, así como otros modelos de indicadores aplicados a nivel sectorial y empresarial, con la finalidad de considerar los avances reales y las tendencias en materia de medición de los procesos de circularidad en el marco de la sostenibilidad.
El libro se estructura en 8 capítulos. En el capítulo introductorio, se expone un panorama de la EC donde se justifica la necesidad de dar una respuesta a la situación de insostenibilidad global generada por el actual consumo mundial de materiales (alrededor de 100.000 millones de toneladas anuales) que provoca el 50% del impacto climático, el 90% de la pérdida de biodiversidad y es causante de gran parte del estrés hídrica a nivel global. Es importante tener conciencia de por qué y para qué medir adecuadamente la circularidad. Además de las consecuencias ambientales y climáticas derivadas de la intensa extracción, producción y consumo de los recursos, y excesiva generación de residuos, existen convincentes razones para abordar la ineficiencia de los procesos productivos y la errónea gestión del final de la vida útil de los productos. Todo ello, hace necesario adoptar e implementar políticas de Economía Circular para cerrar los circuitos de materiales, reducir la demanda de materias primas, y limitar las externalidades negativas asociadas, abriendo, a la vez, oportunidades económicas y sociales.
En consecuencia, contar con unas buenas bases de conocimiento y con adecuados mecanismos de evaluación, sistemas de indicadores y marcos de seguimiento, es fundamental para encarar la transición hacia una economía circular porque permite ir identificando los factores de éxito, las prioridades y la eficacia de las medidas que son más pertinentes para los responsables políticos, los agentes económicos y la ciudadanía.
En el segundo capítulo se hace una revisión de las métricas e indicadores de circularidad desde una visión teórica y práctica, donde se destacan los desafíos para armonizar los nuevos indicadores de EC, mientras que se trata de enmarcar las propiedades de los indicadores de EC desde una perspectiva técnica, política y social. Se reconoce que aún nos encontramos lejos de una situación ideal sobre un sistema de medición unificado y estandarizado. La labor de diseño y aplicación de indicadores de EC se enfrenta a diferentes obstáculos. En primer lugar, por la reacción al cambio de enfoque de residuos a recursos. Pero también porque se han ido construyendo sobre la base de otras lógicas y disciplinas de conocimiento (como el Metabolismo Socioeconómico, el Análisis del Ciclo de Vida, la Biomímesis, y la Ecología Industrial), que implica una mayor complejidad qué es lo que hay que medir y cómo hacerlo. Además, la falta de una definición científicamente consensuada de la Economía Circular (a pesar de las múltiples definiciones existentes) puede dar lugar a distintas formas de medición y condicionar el diseño de los tipos de indicadores y de los esquemas de supervisión que sean más convenientes para ajustarlos a cada realidad y contexto. En la práctica se utilizan los mejores indicadores “disponibles”, lo cual no significa que necesariamente sean los “ideales”, sino que son los que pueden obtenerse sobre datos existentes y permiten una aproximación más idónea como los “mejores necesarios”. Por tanto, unas métricas e indicadores de circularidad, técnica y científicamente bien elaborados y socialmente bien aceptados y compartidos, son necesarios para para mejorar la planificación, la ejecución de políticas y la construcción de escenarios de futuro más deseables basados en una circularidad sostenible.
Sobre esta base, en el capítulo tercero se analiza la aplicación de los indicadores y marcos de medición y seguimiento de la EC, donde, en los últimos años, se han registrado importantes progresos a nivel metodológico-analítico y científico, a través de una serie de iniciativas institucionales, nacionales y del sector privado. En este apartado, se exponen las definiciones, escalas de aplicación y los niveles jerárquicos de indicadores para facilitar el desempeño circular, así como algunas clasificaciones por categorías de indicadores para facilitar la medición de los procesos circulares y las trayectorias de transición. Se destacan las metodologías de nivel macro sobre los indicadores de metabolismo basados el flujo de materiales, el nivel global de circularidad o los sistemas estadísticos de Cuentas Nacionales para la circularidad, conjuntamente con los métodos de nivel micro centrados en los circuitos de producción y consumo o ciclo de vida material. Un importante impulso metodológico se ha producido a raíz de la reconsideración de la “jerarquía de los residuos” y la ampliación de la tipología convencional de las “3 R” que se extiende a las “9R” y que permite definir distintas estrategias de circularidad. No obstante, sigue sin existir una metodología de análisis integral de circularidad para medir los progresos hacia una verdadera transición a la Economía Circular de una manera que abarque las diversas dimensiones de todas las etapas del ciclo de vida de los recursos, productos y servicios.
El capítulo cuarto se dedica especialmente al análisis de los indicadores de economía circular en el ámbito empresarial. Contar con sistemas de medición e indicadores de circularidad es imprescindible para que las empresas puedan conocer cómo avanzan y cómo controlan su viaje de transformación desde procesos lineales a procesos circulares. Los nuevos modelos empresariales circulares ofrecen beneficios significativos al desvincular las ganancias de los riesgos negativos del agotamiento de los recursos naturales, la contaminación y el cambio climático. Además, se pueden citar mejoras en la innovación y ventajas competitivas, ahorro de costos, reducción de consumo de energía y de emisiones de CO2 y fortalecimiento de la cadena de suministro y de la seguridad de los recursos. La armonización de métricas para los sectores productivos sigue siendo un importante escollo que reclama ser superado cuanto antes. De aquí, la importancia para las empresas de adoptar un marco común de medida de la circularidad. Una consideración importante que debe hacer el marco de indicadores es distinguir entre el desempeño circular de una empresa dentro de sus propias operaciones (“procesos”) y sus “productos” y/o “servicios” que permiten a sus clientes y a otros componentes de la cadena de valor mejorar su circularidad. Una variedad de herramientas están disponibles para ayudar a las empresas y organizaciones a medir su progreso hacia una Economía Circular, incluyendo “herramientas de autoevaluación” y análisis de prácticas circulares. Al elegir la herramienta adecuada y usarla de manera efectiva, las empresas pueden identificar oportunidades para mejorar su desempeño y avanzaren su estrategia de sostenibilidad competitiva. La selección de los indicadores adecuados dependerá de las características y objetivos específicos de cada empresa y su enfoque estratégico, así como del tamaño y sector al que pertenece, la disponibilidad de datos y las capacidades de gestión.
En el quinto capítulo, se hace una descripción de la evolución de los marcos y de los indicadores de EC desde una perspectiva europea e internacional. Cada vez es más relevante evaluar las dinámicas de transición de la circularidad mediante una serie de indicadores novedosos relacionados con los procesos de uso de recursos, gestión de residuos y criterios de sostenibilidad disponiendo de un “marco de supervisión” referencial. Con ello, se consigue encuadrar los distintos indicadores de forma congruente, según los objetivos adoptados, e integrar al conjunto de indicadores de manera estructurada para abordar las interrelaciones entre los factores ambientales, económicos, sociales, políticos e institucionales, y sus dinámicas interactivas. Existen, no obstante, dificultades para disponer de un sistema de indicadores que cubran la multidimensionalidad de los procesos de transformación de los modos de producción y consumo lineales hacia un modelo circular sostenible y socialmente justo. En los últimos diez años, se han ampliado los esfuerzos dirigidos a desarrollar marcos de indicadores para medir el progreso hacia una economía circular, tal como han hecho una serie de países y, especialmente la UE y un buen número de Estados miembros, aunque varían en su génesis, tamaño, alcance y fundamento conceptual.
Tomando como referencia estos antecedentes, en el sexto capítulo, se ha abordado el desarrollo de los marcos de medición y los indicadores al compás de las políticas de EC, entendida como una prioridad en la política económica y ambiental de la Unión Europea, especialmente en los sectores industrial, urbano, agroalimentario y rural. En este ámbito el papel desempeñado por la UE ha sido muy relevante, considerando los avances pioneros en esta materia de algunos países miembros y otras experiencias internacionales de vanguardia. Sin embargo, la utilización de sistemas de indicadores en materia de economía circular no ha progresado al mismo ritmo que lo han hecho las numerosas aportaciones políticas, científicas y técnicas en el ámbito de la circularidad económica. Un avance importante se ha dado con el nuevo marco de referencia europeo publicado en junio de 2023 (que reforma el inicial de 2018), agrupado en cinco dimensiones. Se introducen nuevos enfoques planteando la necesidad de centrarse en la producción en lugar de en los residuos, así como en utilizar indicadores de huellas de materiales y de consumo, además de reflejar mejor las relaciones entre la circularidad, la neutralidad climática y la aspiración a una contaminación cero, considerando también las vinculaciones con los grandes marcos de referencia del Pacto Verde Europeo, el VIII Programa de Acción en materia de Medio Ambiente, la Agenda Climática y la Agenda 2030. Además de las “huellas” de materiales, consumo y de carbono, en un contexto mundial, también se añade una percepción de la sostenibilidad global y de resiliencia mediante la dependencia de las importaciones de materiales para entender la autosuficiencia de la UE en cuanto a materias primas y los riesgos de suministro más críticos. Particularmente, se ha realizado una descripción detallada del alcance, significado y método de cálculo de un conjunto de “indicadores sistémicos” de circularidad que abordan más coherentemente el nexo económico-ambiental-social en un contexto de sostenibilidad, considerando el hecho de que la EC implica un cambio sistémico en los patrones vigentes de producción y consumo lineales.
Finalmente en el séptimo capítulo se exponen las nuevas necesidades para medir la EC, superar las carencias, y avanzar en un enfoque sistémico con la idea de poder captar la funcionalidad de las etapas del ciclo de vida de los recursos, productos servicios y procesos que afectan al sector productivo y al consumo, así como para gestionar la transición circular. Las deficiencias de la medición de los modelos circulares se concentran tanto en el diseño de nuevos indicadores específicos de circularidad, como en la disponibilidad y calidad de los datos precisos de los indicadores establecidos. Esto reclama mayores esfuerzos de medición y evaluación de la circularidad sobre determinadas actividades como la capacidad de remanufactura, la reparabilidad, la durabilidad, los negocios circulares y la funcionalidad de los sistemas de reciclaje. De forma particular, se apuntan nuevas exigencias de medición en las fases superiores del ciclo de materiales, especialmente en aquellas relativas al uso sostenible de los recursos, la prevención en origen, el ecodiseño, y la ecoinnovación y, el consumo colaborativo, las cuales se encuentran poco desarrolladas y presentan indicadores débiles poco consolidados y, en muchos casos, todavía adolecen de un planteamiento poco elaborado y coherente con los objetivos estratégicos de la sostenibilidad ambiental y socioeconómica. Se necesita un mayor desarrollo de metodologías específicas e innovadoras para mejorar la evaluación cuantitativa y cualitativa de las fases de la circularidad y del cierre de ciclos de la producción y el consumo material. Aquí se presenta una serie necesidades sobre: los indicadores de circularidad vinculadas al ciclo de vida de materiales y productos; la organización de la información; indicadores de carácter sistémico; y relacionados con la “transición circular justa”, gobernanza y seguimiento de los avances. En esta perspectiva, se presenta una propuesta sobre un Sistema de Evaluación Integrado para todas las fases de circularidad y del cierre de ciclos materiales de la producción y el consumo que sean consecuentes con los cambios del metabolismo económico y las transformaciones socioecológicas.
De todo lo anterior, se pueden extraer algunas conclusiones. Medir la Economía Circular sirve para conocer el estado de situación, gestionar bien los procesos materiales, y monitorizar el desempeño de las políticas y de los resultados obtenidos con idea de identificar las mejoras potenciales en el presente y de cara al futuro. Los indicadores deben considerarse sólo una herramienta de evaluación esencialmente de tipo cuantitativo. Una interpretación adecuada para que adquiera su pleno significado, normalmente, requiere otra información complementaria cualitativa y científica para ayudar a revelar las tendencias y considerar otros fenómenos, interacciones o cambios que requieren análisis en mayor profundidad en una perspectiva dinámica en el tiempo. Los sistemas de medición de la Economía Circular están en desarrollo: no existe una métrica suficientemente armonizada y consensuada, al igual que tampoco existe una metodología de medición universal, ni tampoco un único indicador de EC. Por ello, se necesitan grandes dosis de originalidad e innovación para ofrecer la mayor y mejor información con buenas métricas, indicadores que reflejen datos fiables y accesibles. Junto a ello, unos buenos marcos de medición permiten crear una mayor cultura y conciencia de la circularidad como palanca impulsora de una economía sostenible. Los sistemas de indicadores y los marcos de seguimiento se tienen que ir perfeccionando continuamente y revisando periódicamente a medida que se disponga de nuevas metodologías y mejores datos que se vayan constatando el desarrollo de buenas prácticas y experiencias.
Por último, el octavo capítulo plantea una breve reflexión sobre las tendencias que marcan el camino a seguir. Es urgente repensar los modelos económicos y de gobernanza para dirigir la transición circular disponiendo de una información adecuada y útil mediante metodologías, métricas y sistemas de indicadores avanzados de circularidad que tengan capacidad de comprender, por una parte, el alcance de un cambio sistémico en los sistemas de producción y consumo sobre bases de circularidad sostenible. Y, por otra, que acepten que los enfoques de medición y sus metodologías estén bien respaldados científicamente, consensuados socialmente y enmarcados en la lógica de la sostenibilidad, complementado la ecoeficiencia productiva con la suficiencia responsable del consumo.
En suma, lograr una Economía Circular sostenible, equitativa, positiva para la naturaleza que utiliza racionalmente recursos y materiales en lugar de consumirlos innecesariamente y con emisiones netas cero requiere buenos sistemas de medición para reforzar el compromiso de todos los agentes y partes interesadas. Pero, necesitan el impulso de líderes inteligentes, en todos los campos, que sean decididos y estén comprometidos con las personas y el planeta.
El libro ha sido escrito por Luis M. Jiménez Herrero, José Luis de la Cruz Leiva y Elena Pérez Lagüela.